Prince. Un trono vacante

 

Alguna vez David Bowie dijo acerca de Prince: “la década de los 80 fue, sin lugar a dudas, toda suya”. Quién diría que durante el mismo año, ambos músicos -de forma repentina e inesperada- dejarían este mundo que usaron como escenario, pasarela y trinchera. Prince fue el último eslabón en la descendencia del soul clásico afroamericano, por lo que habrá que revisitar sus discos, sobre todo los primeros, para recuperar esa herencia en lo que alguien levanta la mano y se apunta para ser dueño de los tiempos actuales. 

 

 

Aquél que fue influenciado por los grandes como Santana, Jimi Hendrix, Steve Wonder, Miles Davis, entre otros, falleció esta mañana a la edad de 57. Hombre reservado, de pocas entrevistas, vestía estrafalario como sólo Prince podía. Considerando la época, era comparable con Bruce Springsteen o la misma Madonna. Su álbum más exitoso fue “Purple Rain”.  Prince encontró la manera de combinar rock, folk, pop y funk. Durante los ochenta, emergió como uno de los talentos del rock & roll, experimentando constantemente con sonidos, géneros y texturas. No sólo produjo álbumes sino que también salía constantemente de tour, escribía canciones para otros artistas, y grababa cientos de canciones que yacen en el baúl. Ocasionalmente la música de Prince podría sonar inconsistente, pero esto era por su eclecticismo. Es considerado el creador del sonido Minneapolis.

Nació el 7 de junio de 1958 en Minnesota, su padre, llamado John L. Nelson era Jazzista, cuya banda se llamaba Prince Rogers Trio, misma en la que inspiró para elegir un nombre para su hijo. Prince siempre tuvo buen oído, guiándose por sonidos como el tema de Batman. Cuando sus padres recién se habían divorciado, su padre le regaló una guitarra a la edad de los 13 años,  la cual aprendió a tocar rápidamente e hizo una banda con sus compañeros de colegio, pero le pareció que su voz no era apta para ser presentada en público. Cuando tenía 17 conoció a Pepe Willie, quien lo introdujo en el mundo musical y le hizo sus primeras grabaciones de estudio. Poco después Chris Moon lo llevó a la Warner, donde se le dio libertad artística y creativa.

Utilizó el nombre artístico Prince, aunque ocasionalmente cambiaría por un signo impronunciable entre 1993 y el 2000, haciendo que lo llamaran “El que antes se hacía llamar Prince”, o “El artista”.

En el 78 grabó su primer álbum: For You, en el que él mismo compuso todas las canciones y grabó todos los instrumentos que se escuchan (dominaba más de treinta instrumentos). Se convirtió en la esperanza de la música negra tras su álbum, Prince (1979). Empezaba a hacer giras y era telonero de Rick James. Luego vino Dirty Mind en 1980, el año siguiente Controversy y al siguiente año el disco denominado 1999. Para esta época su banda se hacía llamar The Revolution.

Luego le  llegó la idea de hacer una película acompañada de un álbum: Purple Rain , el cual lo hizo una superestrella, vendió más de diez millones de copias y se mantuvo en el puesto #1 por 24 semanas y su película se volvió un éxito en taquilla y la posterior gira norteamericana fue vista por más de un millón de personas, ganó tres Grammys y un Óscar.

Luego vinieron Around the World in a Day (1985),  Parade (1986), Sign ‘O’ the Times (1987) Lovesexy (1988), Batman (1989), banda sonora de la película del mismo título, Graffiti Bridge (1990), disco de una película escrita, dirigida y protagonizada por él, Diamonds and Pearls (1990), Symbol (1992); The Hits/The B-Sides (1993), Come (1994), The Gold Experience (1995), Chaos and Disorder (1996), Emancipation (1996) y The Rainbow Children (2001), en las cuales combinó el funk con la psicodelia, el rock and roll y el new wave. Posteriormente lanzó “Musicology” (2004) que llegó al nº 3 tanto en Estados Unidos como en Gran Bretaña, y al que acompañó una gran gira con artistas. Le siguió “3121” (2006) que alcanzó en la primera semana el No.1 de álbumes según Billboard y su último trabajo Planet Earth (2007).

Prince innovó y no se detuvo de renovarse a sí mismo, y por ello quedará en la memoria de DJ Concept. Suerte en aquél cielo de lluvia morada.

Por: Diego Abaunza