Bonobo: Más allá de los instrumentos y las palabras

Publicado en: | 23 septiembre, 2020

De aquel lejano año 2000, en el que todavía existían las Torres Gemelas, queda poco. Lo mismo puede decirse del sonido de Bonobo.

Seis álbumes de estudio constatan la excepcional evolución de su sonido, siempre sorprendente pero también muy digerible, rayando en el pop. También habría que destacar la libertad que el sello Ninja Tune –quienes se enamoraron de él desde el inicio y le abrieron las puertas para producir su segundo LP– le ha proporcionado. Durante años lo han dejado trabajar a gusto y moverse del trip-hop instrumental contenido en el disco Dial M for Monkey de 2003, al free jazz de Days to Come de 2006, a partir del cual comienza a incluir vocales.

De ahí, al downtempo convertido en ambient del disco Black Sands de 2010 y luego al soul con influencias de bass music de su disco The North Borders de 2013, en el que no por nada solicitó las vocales de Erykah Badu. Así pues, justo cuando comenzó a pensarse que seguiría el camino ultra relajado de los sonidos orgánicos -como el del harpa, el violín o el harmonio- produjo Migration en 2017, un disco que contiene todos los encantos downtempo que le conocemos y al que no tuvo miedo en agregarle un toque de house combinado con electro.

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Reflejos sonoros

Migration, exuberante y alegre pero al mismo tiempo melancólico y emocional, es un disco muy personal y diverso en las sensaciones que despierta. Él mismo ha declarado: “Es un intento ambicioso por capturar las texturas de la existencia humana. Hace poco tuvimos una pérdida familiar y eso te hace pensar que la vida tiene sus altas y sus bajas, momentos festivos y silenciosos, hermosos y terribles. La música es un reflejo de la vida”.

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Pero, por mucho que se hable de la constante evolución y los cambios que ha experimentado el sonido de Bonobo, la idea central sigue siendo la misma. Las capas, los loops, los samplers siguen siendo la espina dorsal de sus composiciones, no importa si el sonido proviene de una trompeta, un melotrón o algún objeto a la mano. “El sampler sigue siendo mi herramienta principal para hacer música, ya sea que me samplee a mí mismo o un sonido que encuentre. Lo que tal vez ha cambiado son las fuentes de las que obtengo mis sonidos, últimamente he estado usando muchas grabaciones de campo.

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Algunos de los sonidos más interesantes provienen de las fuentes más aburridas. Una escalera eléctrica en el aeropuerto de Honk Kong, una lavadora en Boston… esa en particular tenía mucho ritmo, hasta terminé usándola como base para un loop de bombo”. Ya sea participando en los eventos más sofisticados de la escena musical global, o capturando los sonidos más inusitados en los lugares más opuestos, Bonobo continúa su incansable búsqueda de los rastros sonoros de nuestra existencia, más allá de los instrumentos o las palabras.

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